Ruidad. Cosas que pasan y una leyenda urbana.

En la revisión médica de este año me han dicho que he perdido algo de oído  que no escuche música con auriculares o que lo haga a un volumen bajito bajito ………………………………………………………………

Esta mañana me ha despertado el corta setos, si, ese, el corta setos, ese magnífico aparatito que deja nuestros setos bien rectos y bien bonitos. Y no es que no me gusten los setos cortaditos, rectitos, todo bien puestos,lo que yo digo… ¿es imprescindible hacerlo a las ocho de la mañana?. Bueno, pues nada, miremos el lado positivo: así voy a tener más tiempo para hacer las cosas con calma, non stress.

Ya que he madrugado un poco más de lo habitual aprovechare para dar un paseito y hacer unas comparas. Hace un día esplendido, en estos jardines con estos setos tan bien recortados trinan los pájaros y la humedad del riego matutino hace que el calor del verano todavía no se note tanto, llego al semáforo que se acaba de poner rojo para los peatones y, la verdad, es que esta calle es bastante ruidosa, escuchare algo de música con el móvil. Auriculares, play y a sonar¡¡¡¡ hoy me apetece Zaz, para darle un poco de buen rollito al madrugón( pues si, para ser verano y estar de vacaciones es un madrugón). Bueno, todavía se escuchan los coches pero justo al otro lado hay un parquecito y se oirá mejor………… ¿ sabéis lo que es un soplador? ¡¡si!! esa máquina infernal que hace que en nuestro parques haya menos hojas que pelos en la cabeza de Mr. Proper.

Lo siento por mis oídos pero tengo que subir el volumen, por cierto, el reproductor de música me avisa de que escuchar la música a tanto volumen puede ser perjudicial para mi salud, pero no me dice nada del ruido «de fuera» 8-(

Siguiente calle, esta es menos ruidosa, se nota que por aquí pasan menos coches….a ver……paso de peatones……para, mira, cruz…… ¡¡Oh no!! un camión de la basura ¡¡ y el contenedor está justo al lado del paso de peatones¡¡ corre ( menos mal que suena Gamine una canción muy popi que te ayuda a correr y dejar atrás los 75 db del camioncito).

En el mercado todo son gritos, pero bueno, es un mercado y hay ruidos que se soportan mejor ¿no?.

Ya de vuelta a casa preparo algo de comida rapida y con fundamento, pero nada que me obligue a encender la campana extractora, un aparato que también se las trae.

Voy a recoger a la niña al cole, está en el patio, a diez metros de la puerta pero la «cuidadora» usa un silbato digno del mejor árbitro de primera división, todo los niños del patio vuelven la cabeza a la espera de que esa misma señorita grite el nombre del afortunado/a niño/a que ya se va para casa………

No se vosotros, pero yo prefiero quedarme sordo de escuchar música que de escuchar los sonidos de esta maravillosa ciudad, digo ruidad 8-).

Pd. Dicen que hay unos cascos que inhiben el ruido ambiente así que ya sabéis,  si estáis preocupados por mi salud auditiva ya pronto es mi cumpleaños 😉

Pd. ¿ Sabíais que los pájaros urbanitas trinan más alto para compensar el ruido ambiente?

LEYENDA URBANA SONORA.

El día que Manuel Martín decidió comprarse unos cascos con inhibición del sonido ambiente no se le ocurrió que fuera a ser el último de su vida. Harto de no poder escuchar su excelente colección de kyries cuando caminaba por la calle, lo que hacia muy a menudo, entro en el «Bazar India I».

– Me han dicho que hay unos cascos con los que no escuchas el ruido ambiente ¿tenéis?

-Si cliaro, aquí  todo y todo barato pero cuidiado ser peligrioso no oír nada de nada de afuerra.

– Puff, mejor, venga dame unos….

Manuel Martín salido de la tienda con sus flamantes auriculares puestos, y que mejor que el kyrie de Faure para estrenarlos.

Así, Manuel Martín cruzo la calle, anduvo diez metros y al doblar la siguiente esquina se encontró con una obra ¡¡que raro!!. Cruzo la calle que era de sentido único pero que a causa de la obra había cambiado. No escucho el motor, ni el claxon  ni los gritos de los peones que por allí andaban. El cuerpo de Manuel Martín rompió el radiador de la furgoneta Mercedes Benz antes de salir disparado y abrazar, como si de una simple salpicadura de aceite se tratase, el buzón de correos que había al otro lado de la calle.

Casi no sintió dolor, y lo último que escucho en su vida fue: Kyrie eleison (señor ten piedad de nosotros).